Por María Florencia Colavita Programa KGIP 2017 Período del programa: 11 de julio a 21 de julio de 2017 |
¿Alguna vez desearon algo tanto como para sentirlo muy lejano pero que, a la vez, les diera fuerza para hacer todo lo posible por alcanzarlo? De eso se tratan algunos sueños y con este viaje aprendí que pueden hacerse realidad.
Más de una vez cerré los ojos imaginándome en el país que siempre idealicé y de manera instantánea se me dibujaba una sonrisa. Ahora tengo la dicha de poder decir que esa sonrisa aparece con cada memoria que tengo.
Lo primero que recuerdo es cómo se me llenaron los ojos de lágrimas al aterrizar en el aeropuerto de Incheon; por fin estaba en Corea. Tuve la suerte de estar del lado de la ventanilla, así que ver el paisaje fue fantástico. Estaba algo nublado, pero eso no me impidió maravillarme de lo enorme del aeropuerto y del simpático autito guía del avión con el letrero luminoso “Follow me”. Lo siguiente que me sorprendió fue el tren dentro del aeropuerto que tuvimos que tomar para trasladarnos.
Nos habían hablado de las altas temperaturas afuera, pero tardamos en sentirlas porque dentro del aeropuerto la temperatura era ideal. No salía de mi asombro, todo lo que veía era impecable y ordenado. Me fijé también en los arreglos de flores y plantas por todos lados, algo que luego noté en la ciudad. Debo confesar que al principio me sentí algo mareada porque quería ver hacia todos lados, no perderme ningún detalle.
En migraciones nos recibió una joven vestida con Hanbok que indicaba dónde había que pasar. Demuestran su cultura y el orgullo por ella en cada detalle desde el instante en que el país da la bienvenida, algo que me encantó.
Desde Argentina viajé con Paula, una estudiante de Tucumán. Cuando terminamos todos los papeles necesarios, nos estaban esperando parte de los chicos del staff.
< Aeropuerto Incheon>
En ese momento tuvimos el primer contacto con parte de los estudiantes de nuestro grupo: China, África, Ucrania, Brasil, Kenya, Paraguay y Egipto.
Estábamos bastante cansados y nos quedaba un tramo de algo más de una hora en colectivo para ir del aeropuerto a la Universidad Duksung, lugar donde nos quedaríamos durante el programa. Sin embargo, las horas de vuelo parecieron no hacer efecto porque estábamos fascinados. Al salir sentimos por primera vez el calor y la humedad de Seúl. En el bus de la universidad (con aire acondicionado, como casi todos los lugares) nos dieron una hamburguesa, gaseosa y unos snacks, la primera comida en Corea. Recuerdo que le saqué foto porque me gustó muchísimo que la “Sprite” tenía, por supuesto, las inscripciones en hangul; ya estábamos de lleno en la cultura.
Llegamos a la universidad Duksung cuando ya era de noche. Entonces es cuando realmente comenzaron las actividades.
La primera impresión al conocer al resto de mis compañeros fue magnífica. Había gente de todo el mundo. Me pregunté si nos entenderíamos bien, si podríamos convivir con nuestras costumbres diferentes, qué grado de interés tenían por Corea y debo confesar también que quizá tuve algún que otro prejuicio que con el correr de los días desaparecieron por completo.
A veces, por falta de información o por no conocer, uno cree cosas equivocadas de otras costumbres y de otros países. Pero una enseñanza importante de este viaje fue conocer no sólo de Corea, sino también las maravillosas costumbres de otros países y que todos podemos convivir en armonía independientemente de cuál sea nuestra cultura. En cada país hay cosas fascinantes.
<Duksung Women's Universidad>
< Diversidad de Culturas>
Las salidas fueron varias y conocimos distintos aspectos de Corea, desde la calma y el encuentro con uno mismo en el templo Naksan hasta las maravillas tecnológicas en Samsung Digital City.
La visita al museo de Samsung fue muy interactiva y me sorprendió la tecnología y las investigaciones que se están realizando para futuros productos, sentí que estaba en otro mundo.
< Museo Samsung>
Por otro lado, los paisajes que vimos en el templo fueron magníficos. Pudimos apreciar la belleza de la naturaleza, el atardecer y el amanecer, a la vez que tuvimos la oportunidad de meditar y encontrar nuestros verdaderos deseos. En este día en particular, luego de oír las enseñanzas de los monjes y armar el rosario de las 108 cuentas, redescubrí mi sueño y no estaba lejos de lo que estaba viviendo en ese momento. Creo que es algo que nos pasó a todos los del grupo.
Una experiencia que me gustó muchísimo, fue la “homestay”, una jornada en la que tuvimos la oportunidad de convivir en el hogar de una familia coreana. Me tocó quedarme con Saeyeon (una chica de 23 años) y sus padres.
Saeyeon me llevó a conocer su escuela secundaria y su barrio. También la tumba de la princesa Seongui (la segunda hija del rey Sejong) y su esposo. Cerca de ahí esperamos el bus, ¡Me sentí como una ciudadana coreana! Por primera vez utilicé un transporte público en la ciudad. Luego de ahí nos fuimos de compras y de paseo. Usamos el metro y llegamos a Myeon-dong. Me sorprendió la puntualidad, el orden y la limpieza de todos los servicios. Lo primero que hicimos fue ir a cenar a un restaurant donde pedimos Takkalbi. Allí cenábamos muy temprano todos los días, entre las 5 y las 6 de la tarde. Caminamos bastante y me enseñó costumbres de su país. La enorme cantidad de locales de marcas de cosméticos y de ropa me hipnotizó. Hay una enorme variedad para elegir y es un excelente lugar para comprar a buenos precios.
Tampoco faltaron los juegos: visitamos Lotte World, un parque de diversiones que nos hizo sentir en un mundo de fantasía, lleno de adrenalina y emoción. Cada detalle está cuidado y hay muchísimas atracciones para elegir.
< Lotte World in Chamsil, Seoul>
Otro lugar donde me emocioné muchísimo fue el Observatorio de Unificación. Es difícil definir la sensación de estar en la DMZ (la Zona Desmilitarizada), el paralelo 38, allí donde se unen las dos Coreas. Recuerdo que hacía bastante calor y tuvimos que subir muchísimo. Pero la vista desde allí fue grandiosa. Hermosos paisajes que conviven con la historia materializada en aviones y tanques que descansan a la vista de los visitantes. Agua transparente y una pequeña isla que marca el comienzo de Corea del Norte.
<Observatorio de Unificación in Gangwhado>
Ese mismo día, más temprano, habíamos visitado el puerto de Incheon. Allí paramos a almorzar en un restaurant regional donde probamos distintas variedades de pescados asados. ¡Eran muy sabrosos! Obviamente comí también el kimchi del lugar. Caminamos por la playa y nos deleitamos viendo los negocios locales que tenían enormes peceras a la vista.
Los museos que visitamos durante el programa fueron varios y cada uno más interesante que el otro: El Museo Nacional de Corea (que por cierto ¡Es enorme!), el museo de la Universidad Nacional de Seúl y el museo de Duksung. Pudimos ver la historia reflejada en cada elemento y en los bellos objetos y vestimenta tradicional. Con las explicaciones de los guías, bien preparados y atentos, viajamos en el tiempo. Puedo recordar perfectamente el aroma a madera de una casa antigua tradicional, al igual que el aroma en las enormes habitaciones del Palacio Changdeokgung. Los libros antiguos, la cerámica, las construcciones, los hanbok, sus complementos, los delicados muebles… todo me hizo sentir parte de la historia, como si realmente hubiese estado allí.
<Museo Nacional>
¿Qué puedo decir de la comida en general? Deliciosa, sana y variada. Si bien es muy diferente a la que estamos acostumbrados en Argentina, me adapté perfectamente y ahora hasta la extraño. No sólo es distinta la alimentación, sino también la manera de comer.
Como no podía faltar, realizamos muchísimas actividades manuales típicas del país como caligrafía, plegado en papel y armado de cajas tradicionales coreanas y nos llevamos todas nuestras producciones de recuerdo. Para completar la experiencia, las clases de Taekwondo y Kpop nos hicieron divertir mientras movíamos el cuerpo.
En Taekwondo nos hicieron escribir un deseo en una tabla de madera que luego romperíamos con la técnica que nos enseñaron. Si la rompíamos al primer intento, nuestro deseo se cumpliría producto del trabajo duro. ¿Pueden adivinar cuál fue el mío? Volver muy pronto a Corea…
<Clase de Taekwondo>
La última experiencia hermosa que tuvimos antes de irnos, fue pasear con Hanbok en un Hanok. Suena como un juego de palabras pero se entiende más cuando le explico a la gente que “Han” viene de lo que es referido a Corea (Hanguk, Hangul…). Luego de una clase de cultura coreana brindada por integrantes del grupo KSCPP (Por sus siglas en inglés: Korean Spirit & Culture Promotion Project), nos vestimos con la ropa tradicional coreana y salimos a caminar. La verdad es que fue bastante emotivo porque sabíamos que así nos despediríamos del país que tan bien con recibió.
<Vestimenta tradicional, Han-bok>
Durante nuestra estadía allí, en todo momento tuvimos la atención completa del staff, se cumplían perfectamente los horarios y vivimos historias inolvidables. No solo eso, sino que también se formó un grupo de amigos-hermanos de todo el mundo.
Aprendimos muchísimo, no me cansaré de repetirlo. Además de historia, cultura y lugares, también entendimos y naturalizamos el respeto hacia otros, la puntualidad, el orden y apreciar cada detalle y oportunidad que se nos da. Personalmente creo que es una experiencia que toda la gente debería animarse a vivir.
Si bien yo tenía a Corea idealizada, puedo decir que superó ampliamente mis expectativas. Así que por último no me quedan más que palabras de eterno agradecimiento a todos los que hicieron posible que mi sueño se haya vuelto realidad y me acompañaron y guiaron en todo momento: Al Gobierno y la Embajada de Corea, al Agregado Han Sang Mok, Regina Condori, Bárbara Bavoleo y todo el equipo y dirección de Duksung Women’s University.
Sin dudas fue un gran paso que ayudó a confirmar el camino que quiero seguir en el futuro.
<El grupo! en frente de Dukwoodag, part of campus>
Por información relacionada a la convocatoria de dicha programa y requisitos visitar el link que se adjunta a continuación.
Link: http://www.ieka.net/index.php?mid=Anuncios_y_becas&page=2&document_srl=73189
Para información detallada de la convocatoria del año 2018, visitar la página del Centro Coreano de Educación - solapa - anuncios en a fines de marzo principios de abril del 2018.
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